El cuerpo del deseo es un cuerpo de baile

“Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar

 que todo está perdido y empezar de nuevo”

Julio Cortázar

por Nadia Szumejko

Fin de semana extra largo de octubre, llegué con el tiempo justo a la última función en el teatro La Carpintería, Almagro. Tenía a una señora delante que se quejaba nerviosa, dijo algo de un ticket y que cuando terminara la función se tenía que ir muy apurada. Cuando tocó mi turno en la caja, noté que la chica que estaba atendiendo había quedado abrumada por la energía de la señora que pasó antes. “Uff, ¿estás bien?” – pregunté. Ella volvió en sí, agradeció mi interés y volvimos a ubicarnos en el contexto: estamos en un teatro, vine a ver la obra “Cuerpo de Baile (Una comedia del deseo)”, un unipersonal de Carolina Guevara y Leandro Rosati. Estrenaron en Agosto y ese 9 de Octubre era la última función antes de que comenzara la gira por el interior del país.  

Los espectadores ya estaban acomodados en sus lugares, encontramos dos asientos en el lateral izquierdo, mirando al escenario. Un maniquí de busto medio cuerpo, una escalera pequeña que hace las veces de banqueta y una silla. Carolina baila con su pelo suelto, ladeando su cabeza mientras ondea una tela entre fucsia y colorada en el segundo escalón de la escalera-banqueta, mueve sus brazos evocando a Loise Füller y a Isadora Duncan en un hipnótico baile entre telas y juegos de luces.

Carolina cuenta escenas de opresión y crecimiento que suceden en escenarios cotidianos y tradicionales a lo largo de su vida. Su experiencia en su paso por las instituciones clásicas (la familia, la escuela y la iglesia) y su resistencia a domar el instinto a contramano de su naturaleza de libertad. Atraviesa mandatos que se expresan a través de palabras autoritarias y castigos físicos, disciplinamientos con pastillas y un cuerpo que se defiende expresando ataques de pánico. Carolina encuentra una fuga, en principio, en la promesa de libertad que subyace en el consumo que ofrece la vida en la ciudad, relata en primera persona cómo encuentra el camino hacia el principio de la liberación de manera esencial y más pura en el movimiento de mujeres, en la participación del cuerpo presente en las calles.

Un cuerpo que se manifiesta y expresa una voluntad política es aquel cuerpo de baile anhelado por Carolina, un cuerpo de baile, un cuerpo del deseo.

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